Porque consumir alimentos locales contribuye a contrarrestar los efectos del agrobusiness en clave de soberanía y seguridad alimentaria  ¡Maldito Monsanto! son supervillanos con que acaparan semillas a nivel mundial. Si quieres saber más  pincha aquí.

Porque somos de Colmenar y entendemos que la agricultura tradicional está profundamente enraizada en nuestra cultura desde la más tierna infancia.

Todas nuestras verduras y hortalizas son de producción local. Porque el consumo de alimentos locales reduce drásticamente el kilometraje alimentario y contaminamos menos.

Apoyamos y respetamos a productores locales de otras provincias, porque ellos son auténticos compañeros de viaje valencianos conquenses, toledanos...Como no es nuestra primera aventura con ellos, podemos asegurar que sus alimentos son sinónimo de fiabilidad: sanos, deliciosos y de producción agroecológica.

Alimentos presentes en el recetario tradicional. Porque saben mejor y son más ricos gracias a su crecimiento lento, ajustándose a los ciclos de las cuatro estaciones y al equilibrio ecológico de la naturaleza. Si es sano para el planeta, también lo es para tu organismo.

¡Todo son ventajas! ¡Cuídate! y cuidanos...

cabanas als arbres mlan mucho, mira su web

Porque sólo los productos certificados como ecológicos ofrecen garantías de NO CONTENER ORGANISMOS MODIFICADOS GENÉTICAMENTE (GMOs).

La agricultura ecológica prohíbe el uso de GMOs teniendo en cuenta una trazabilidad completa en la cadena alimentaria incluyendo semillas, granos, cosechas hasta piensos de alimentacción animal.

Porque elegimos biodiversidad en lugar de la biopiratería.

Lo ecológico fomenta la DEMOCRACIA ALIMENTARIA ofreciendo una información en la etiqueta más honesta, fiable y con una mayor trazabilidad.

“¿Tú comerías insecticida?”

La agricultura y producción ecológica evita el uso de pesticidas, fungicidas y plaguicidas artificiales, fertilizantes sintéticos, colorantes, aditivos y aromatizantes artificiales, E numbers, grasas hidrogenadas, antibióticos y manipulación alimentaria como, por ejemplo, la irradiación de alimentos.

Ecológico es sinónimo de productos más puros y menos contaminados, es decir, alimentos portadores de más vitaminas, minerales, nutrientes, encimas… Además, es prioridad el bienestar animal de todos los seres vivos, desde los microrganismos hasta los seres humanos. Por lo que se garantiza que el ganado viva en condiciones dignas, sea alimentado adecuadamente y no se les suministren antibióticos u hormonas de crecimiento.

La agricultura ecológica contribuye a salvaguardar y conservar los ecosistemas, vida salvaje, recursos hídricos e incrementa la fertilidad de la tierra.

Hungry Harvest o cómo aprovechar las verduras de aspecto imperfecto.

Alrededor del 20% del cultivo de frutas y verduras se desecha por su aspecto, pero lo cierto es que la mayoría se pueden comer.

Cuando entramos en un supermercado todas las hortalizas son brillantes, sin rasguños… casi parecen hechas con ordenador. El motivo es la exagerada importancia estética de los alimentos en la sociedad, que provoca un enorme desecho diario.

Hungry Harvest nació para frenar el alarmante desperdicio de alimentos, y encontró una salida viable para toda esta comida perfectamente comestible.

Su forma de funcionar sigue este patrón: primero localizan la comida de proximidad que no se quiere vender, luego recuperan el máximo alimento y finalmente, lo distribuyen en diferentes cajas para su venta.

http://www.hungryharvest.net/#how-it-works

La idea es que cada uno en su huerto cultive las frutas y verduras que más les gusten, pero no se restringe la dieta de su familia sólo a ellas. Allí, todo el mundo tiene una cultura de intercambio de alimentos orgánicos, ampliando las posibilidades para una alimentación sana, y así fomentar la integración social. ¿Es o no es una buena idea?

Esta práctica existe en Les Avanchets hace ya muchos años y, según Arthus-Bertrand, es un legado de la primera guerra mundial. Después del conflicto, en el siglo XX, el gobierno de Suiza y otros países de Europa, dio a los trabajadores unas parcelas de tierra, tuvieron la oportunidad de reconstruir sus vidas y así comenzó la cultura de la agricultura urbana en el país.

Siglos más tarde, Suiza ya cuenta con más de 50 mil hectáreas de huertos urbanos en su territorio y tiene el concepto de cultivar sus propios alimentos cada vez más arraigado entre sus habitantes.